martes, 28 de junio de 2011

Blanco

Dicen que los esquimales son capaces de distinguir 30 tonalidades de blanco. Es un alarde perceptivo fruto de la adaptación al entorno. Nosotros no las distinguimos y la diferencia nos resulta tan insignificante que apenas tenemos nombres para identificarlas.
Hoy hemos traído a NORTE las 23 sillas -número fetiche- de respaldo blanco y mientras llegábamos con la carga pensábamos cómo quedaría el blanco de las sillas con el blanco de las mesas. Éste, con el blanco de las paredes y el de las paredes con el de la barra. Tampoco es igual la textura blanca del sobre de la barra que el blanco del frontal de la barra. El suelo también será blanco, pero seguro que se parecerá más al blanco de las paredes de los baños, que son del mismo material.
En la tienda de pintura nos recomendaron que el blanco para pintar las persianas metálicas fuera satinado porque el blanco mate dejaría de ser blanco más rápido. El blanco del mueble cafetero y de la trasbarra tienen un toque gris y el blanco de los toldos está aún por llegar, pero ya lo imaginamos avainillado por el sol.
La primera mañana que abramos la persiana blanca, empezaremos a manchar esa página en blanco que hasta ahora es NORTE con el color de los buenos días, las sonrisas, las primeras carreras, algún despiste y las historias de los primero clientes que entren por la puerta.

lunes, 27 de junio de 2011

Telares

Pensaba que la tela, al por mayor, se compraba a kilos… Pero nosotros hemos hecho hoy algo tan anodino como comprarla a metros. Paz nos está preparando los pantalones y los delantales que llevaremos en el trabajo, el uniforme. Cosa sencilla y austera: blanco y negro, el color ya lo pondremos nosotros.
Aunque los trabajos de pintura no han terminado, a falta de alguna capa la apariencia es bastante similar a la que finalmente tendrá el local. Y queda bonito y acogedor. En cuanto nos pongan las lámparas y el resto de la iluminación va a dar gloria entrar en NORTE.
Estamos en la recta final. Dicen las chicas que el lunes, 11 de julio, abrimos; aunque sea con los pintores dentro. Sí, es necesaria una espada de Damocles sobre nuestras cabezas porque si no, se nos pasa el verano tomando decisiones. Ya no será San Fermín, será San Cristóbal.

jueves, 23 de junio de 2011

Día de revetlla

La jefa de prensa –la chica más diligente y querida que teníamos a mano- nos tiene fritos porque no cumplimos con la palabra dada de colgar un post diario. Nosotros ponemos la disculpa de que no hay nada de enjundia sobre lo que escribir. Pero la presión no cede. Ni las obras han parado ni nosotros hemos estado parados por las obras durante la semana, pero los cambios que había hasta ahora no eran llamativos.
Hoy, sin embargo, está la cosa que arde. Es noche de Sant Joan, de verbena y nos vamos a ir todos de fiesta con unas cuantas cosas más hechas. Lo más visible –y simbólico- es que ha caído el rótulo de la fachada en el que se leía TORINO. El carpintero está cubriendo el hueco con unas lamas de madera a modo de reja, ha traído el mueble de la cafetera y ha encajado el mueble de la trasbarra.
Tenemos aspas nuevas para el extractor, que vuelve a hacer el sonido de estar absorbiendo aire. Para limpiar el tubo nos tendremos que embutir en un traje adecuado y ejercer, algún día de este fin de semana, de deshollinadores. Y el próximo año, una noche mágica como la de hoy, echaremos unas sardinas a la brasa para celebrar juntos que llega otro verano. ¡Bona revetlla de Sant Joan!

lunes, 20 de junio de 2011

"Destrabajar"

La tarde del viernes las paredes enmasilladas dejaban ver de nuevo los azulejos. Pensamos que tras los desconchones había una razón de peso. Sin embargo, esta mañana hemos corroborado con el pintor que los 10 días de trabajo previo han sido en balde: por un error inexplicable la masilla que han dado no se adhiere, así que ha sido necesario retirar la que había y empezar de nuevo.
La barra, sin embargo, ha quedado bien curiosona, como suele decir María de las cosas que le gustan o que dan el pego. Confiamos en que mañana no se hayan caído uno a uno los listones que la forman. El altillo parece un aserradero. Está lleno de las virutas –en realidad es el polvillo de un conglomerado- que han dejado al montar las estanterías del armario empotrado y los sobres de las mesas nuevas, que han quedado almacenadas allí.
Las lámparas, que son como nuestros bebés, están ya en manos de Román, el vecino electricista que las va a restaurar. Han quedado relucientes después de una mañana de limpieza.

viernes, 17 de junio de 2011

La bocanada de aire del Ayuntamiento

Sabemos cuándo y cómo empezamos el día. A partir del primer encuentro o la primera llamada telefónica nos sometemos al arbitrio del momento.
Hoy, por ejemplo, iba a ser un día tranquilo, ideal para hacer listas de compras y seguir discutiendo precios, siempre con la actitud quijotesca de querer vender los duros a cuatro pesetas. ¡Y sacar con ello beneficios!
Pero  ha llegado el carpintero y nos ha puesto a limpiar las patas de las mesas, pues venía con los sobres nuevos. Endesa nos ha dicho que la documentación que enviamos hace dos semanas para solicitar el cambio de titular ha desaparecido. Y Artur nos ha pedido traer el lavavajillas hoy, y no la próxima semana. Así que hemos corrido a comprarlo.
A Jordi le hemos encontrado y le hemos dejado extendiendo masilla, ha pasado el cartero y ha dicho “¡Joder la que estáis liando!”; y como éramos pocos hemos ido a buscar al electricista, para iluminarnos.
Esta tarde, después de llamarnos a un teléfono fijo que aún no existe, el Ayuntamiento ha conseguido contactar con nosotros para insuflar aire al proyecto: ¡Nos han concedido la terraza!

miércoles, 15 de junio de 2011

Grafismo

Negro sobre blanco, blanco sobre negro, amarillo sobre negro, circunferencias definidas, difuminadas, destellos… René apareció ayer con las primeras propuestas para convertir las bombillas de NORTE –sí, al final serán bombillas- en grafismo.
Los primeros son modelos para las tarjetas, también le hemos pedido que empiece a pensar en las cartas y, en los paréntesis creativos, fantasea con los posavasos.
En el local hay pocos cambios. Llegó el fin de semana, más largo de lo normal porque el lunes fue fiesta en Barcelona. Jordi estuvo ayer enmasillando las juntas de los azulejos antes de empezar a pintar la parte de abajo. Poco más: hemos pasado del vértigo de la primera semana, por la sensación de rapidez con que avanzaba todo; a la impaciencia de esta segunda, por la sospecha de que todos siguen de puente.

viernes, 10 de junio de 2011

Un altillo con posibilidades

El altillo es  la mitad del espacio total del local. Un gran desahogo. En él tendremos el almacén, nuestro despacho y una pequeña zona de trabajo. Será la trastienda, el saloncito, el sitio donde recibiremos a las visitas en una mesa larga y donde dibujaremos los platos del día siguiente.
Hoy tiene color ocre porque la primera capa de pintura que ha dado Jordi ha absorbido los años sedimentados sobre las paredes; pero ha dicho que tiene solución: el martes estará blanco.
El techo aquí arriba es bajo, pero permite desenvolverse con soltura sin necesidad de ir encogido, tienen un poco más de dos metros y está surcado de bovedillas que se juntan en unos plafones agujereados, vestigio de alguna reforma ochentera. De momento, se quedan.
Es un espacio irregular, con alguna pared curva y tabiques que parecen haber dividido zonas que antes eran una. Hay ladrillos cara vista y un esquinazo redondeado que algún día estuvo en la calle. Al armario empotrado le hemos quitado las puertas para que sea una estantería empotrada y el suelo, de baldosa jaspeada en gris y verde, es el único de los que había que se seguirá  viendo.  

jueves, 9 de junio de 2011

Desde otra perspectiva

Tras las pizarras que tapaban los ventanucos que unen la sala con el altillo han aparecido unas rejas que no sabíamos que existían. Abajo no se ven cambios, aunque la barra ya está consolidada y se aprecian los compartimentos donde estarán las cámaras, el lavacopas y el lavavajillas.

Han llegado los botes de pintura blanca. Ahora hay que sumergir el local en ellos. El altillo ya está a punto para recibir la primera capa.

A esta hora las chicas están reunidas en el ayuntamiento del barrio para persuadir al responsable del departamento de Ocupación de Vía Pública de que nos deje poner dos mesitas de terraza. En cuanto terminen, nos vamos a buscar retales de terciopelo rojo para confeccionar unas teatrales cortinas con las que acotar nuestras bambalinas. En el escenario estaréis vosotros.

miércoles, 8 de junio de 2011

Dar la vuelta a la tortilla mientras se levanta una barra

Hace un poco más de dos semanas que Raquel y Ana tenían la barra llena de bocaditos para despedirse de sus clientes como se merecían. Cuando nos hemos asomado esta mañana y hemos visto la barra caer, lo primero que hemos pensado ha sido en el disgusto que se llevarían si, por casualidad, pasaran por allí.
Nosotros lo hemos vivido con sentimientos a dos tiempos: violento en el primero –a punto hemos estado de salir corriendo al café de al lado-, liberador en el segundo, con ganas de agarrar la maza y unirnos a la orgía destructiva.
En el barrio había más curiosidad que conmoción. Otros -no pocos-  lo han vivido como una oportunidad: a las once de la mañana la calle Bruc estaba atascada de chatarreros arrogándose los derechos para cargar con los restos de acero inoxidable de la barra y los cajones del café.
«Esto es de ahora», nos dice Artur, el contratista: «Antes había que pagar para que se lo llevaran». Hay, en los últimos años, quien ha pasado de vivir a malvivir en el tiempo que ha tardado en caer nuestra barra. Ojalá diera la vuelta  la tortilla en el tiempo en que los obreros han levantado la barra, de nuevo. 

martes, 7 de junio de 2011

Iñaki, el cartero

10,30 am. 7 de junio 2011
Hoy ha pasado por NORTE el cartero preguntando si vamos a poner televisión para ver los encierros de los sanfermines. Pues no, no vamos a tener televisión, sólo faltaba. Creo que a los tres nos pasa lo mismo: preferimos no tener la pantalla delante para evitar males mayores. Puedo imaginarme la mañana haciendo turnos en la barra enganchados a Mariló Montero o a Josep Cuní.
La pregunta del cartero, sin embargo, lleva implícita una asunción: NORTE estará abierto para los sanfermines. Y esperamos que un poco antes, también. Empezáis a preguntar por el calendario, los amigos de los amigos llaman a los amigos para saber qué tal se come, la familia quiere reservar, a mí me envían desde el pueblo paisanos que quieren hacer una parada antes de ir a ver las motos a Montmeló… ¡Un momento, por favor!
Hace cuatro días que tenemos las llaves del bar. Hemos pasado el fin de semana vaciando el local. Este miércoles comienzan las reformas: ese es el punto en el que estamos. Ahora bien, tenemos a Artur, el contratista de las obras, entregado a la causa. Él habla de tres semanas. Nosotros añadimos una más de limpieza y preparación en cocina. Lo dicho, San Fermín.
Para evitar pasar estas semanas cruciales solos, hemos pensado que vamos a activar el blog con un nuevo post cada día, para manteneros al tanto de cómo van las obras: que si hoy tiramos la barra, que si mañana pintamos, que si al otro ponemos el letrero…Y así vivimos juntos la cuenta atrás. Si entre medias hacemos algún ensayo de receta también lo colgaremos, para ir poniéndoos los dientes largos.
Última hora: hoy, 10,30 de la mañana. Han entrado los albañiles antes de lo que pensábamos (ver foto).
  

viernes, 3 de junio de 2011

Lamparetes: historia de las letras

Juan y Lara encontraron en la exposición del CCCB sobre La Trieste de Magris la inspiración sobre la que construir el letrero de NORTE. Una posibilidad era confeccionar las letras con líneas de bombillas, a manera de musical de Brodway; pero nos pareció un poco Tickets (nuevo restaurante de los hermanos Adrià) y nos surgieron dudas. Otra era formarlo a partir de letras de tipografía y color diferentes sacadas de rótulos viejos. Empezamos entonces a dar vueltas por chatarrerías, anticuarios y productoras cinematográficas y de publicidad. Como enseguida vimos que las letras que nos gustaban salían a precio de frase larga, dejamos la idea a remojo, a la espera de tiempos más lacónicos.
Entretanto volví unos días a casa, coincidiendo con Semana Santa, y pregunté a mi tío por las lámparas que tenía en Peruco (bar de la familia en Villadiego) cuando yo era niño: eran de vidrio y estaban recubiertas de esmalte, rojas y amarillas, con forma de platillo volante. Creía recordarlas con bastante nitidez. Las lámparas, cuatro de cada color, estaban guardadas en el desván de su piso, y al despojarlas del papel de periódico del año 1989 que las envolvía, me parecieron tan bonitas como las imaginaba, así que me las traje a Barcelona.
De momento, hemos pensado que las lámparas son tan especiales que, quizá, ni siquiera necesitemos las letras o las luces para componer el letrero. Aunque, conociéndonos, cualquier día de estos pondremos también el asunto de las lámparas a remojo.

jueves, 26 de mayo de 2011

La vajilla de la tieta Concepció

La casa de la tieta Concepció ya había salido varias veces a la palestra como posible escenario de un restaurante, una casa de turismo rural o ambas cosas. La sugerencia latente detrás de esa propuesta –que hasta el mismo Antonio, que era quien la hacía, consideraba retórica– era la de siempre: ¿Por qué no montas un restaurante?
El otro fin de semana, al volver a Maspujols, tuve noticia de que la casa de la tieta ya estaba vendida y de que los nuevos propietarios no tardarían en comenzar las obras. Noemí quería echar un vistazo a las alacenas, por si había alguna pieza de la vajilla que pudiéramos aprovechar para casa: salvamos media docena de servicios de café –todos de madres diferentes-, una lechera, una docena de platos –entre hondos y planos- decorados con una rosa en el borde y una sopera a la que redimimos in extremis.  
En el mueble de la despensa, entre el servicio de los días de diario, de Duralex verde, aparecieron once platos de aperitivo de cristal blanco con forma de pez –el que completa la docena es azulado- y una antigua báscula Jenny. No es probable que la casa de la tieta Concepció acabe siendo un restaurante pero, al menos, sobre una parte de su ajuar, volverá a sonar el tintineo de los tenedores.

lunes, 16 de mayo de 2011

Norte

Falta, si todo sigue su curso, un mes y medio para abrir Norte; pero desde esta semana ya tenemos una carta esbozada, unos cuantos platillos con nombre de los que aún no hemos escrito la receta porque nos la sabemos de memoria.
Son las recetas de siempre: las de mamá, las de papá, las de la abuela, las nuestras, esas que desde hace años preparamos a los amigos y que en la sobremesa son objeto de elogios y de preguntas: ¿Cuándo abrís un restaurante? ¡La pregunta!
Nos lo preguntaban cuando ni siquiera éramos cocineros, cuando estábamos estudiando o trabajando de otra cosa, cuando el guisar aún no era nuestra profesión. Nos lo preguntamos nosotros más tarde, dentro ya de la hostelería, cuando los caminos de los tres se cruzaron. Y la respuesta se demoró lo que tardamos en ir y venir, subir y bajar unas cuantas veces, entrar y salir otras tantas y tener un rato para sentarnos juntos y buscar el Norte; pero al final llegó: ¿Un restaurante? Sólo no, pero con amigos sí.